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Actitud - Proactividad


La proactividad es otra de esas actitudes que merecen su lugar en el arsenal del profesional que quiere ser verdaderamente productivo. No alcanza con satisfacer los pedidos en tiempo y forma. Mover la maquinaria en la dirección correcta, sin necesidad de esperar a que se nos pida, tiene múltiples efectos beneficiosos




La proactividad es normalmente mencionada como una actitud de empuje, que motiva a la acción, muy propia de los líderes. Más allá de suscribir completamente a dicho concepto creo que la proactividad además juega un rol poderoso en la organización y productividad personal.

En primer lugar es la actitud esencial para alcanzar nuestras metas. Sin ella estaremos siempre reaccionando ante el mundo exterior, el cual puede o no estar alineado con nuestros objetivos. O seguimos nuestro plan, o estaremos siguiendo el de alguien más. Recuerden para qué nos metíamos en todo este lío de la organización y productividad personal…

Por otro lado, siendo un tipo de actitud que carece de estímulos externos directos (lo contrario es precisamente la reactividad), la persona proactiva define en buena medida su escenario de trabajo. Literalmente lo dibuja a su conveniencia. La proactividad genera entonces un incremento en nuestros grados de libertad de acción, nuestra tan mentada flexibilidad.

Hay dos variantes posibles de la actitud proactiva que son importantes de analizar.

La primera es el caso del mero “adelantamiento”. La experiencia forma a la intuición, y la previsión de un potencial escenario me permite advertir la conveniencia de determinado curso de acción con cierta antelación. No hubo estímulo directo, por cuanto mi acción simplemente está destinada a tratar con un futuro que preveo posible.

La acción adelantada me permitirá por un lado beneficiarme en caso de acertar con mi pronóstico, y por el otro prepararme mejor para actuar en el escenario que se presente. Como dice el viejo refrán, hombre precavido, vale por dos.

La segunda variante de proactividad es aquella que sencillamente “crea el futuro”. Aquí no hay ni estímulo directo ni indirecto (al menos no es indirecto en el sentido de un escenario previsible sobre mis intereses). Aquí es donde la existencia de metas claras junto a un plan en mente se juega el gran rol. La persona proactiva sabiendo a donde quiere ir, define los cursos de acción que la llevan al lugar deseado. A alcanzar sus objetivos. Y aquí es donde puede considerarse que los grados de libertad alcanzados son los máximos. Quien actúa desde ésta variante de proactividad es capaz de definir casi completamente su curso de acción. Y la gran ventaja de trabajar en este modo es la capacidad de elegir aquellos que maximicen la eficiencia y la eficacia con los recursos disponibles.

Como pueden ver, la proactividad es otra de esas actitudes que ayudan poderosamente a incrementar nuestra productividad personal, no sólo llevándonos con fuerza hacia nuestros objetivos sino incrementando enormemente nuestros grados de libertad (flexibilidad) al permitirnos elegir a nuestra conveniencia y con antelación los escenarios, acciones y herramientas más convenientes para que pongamos en juego.





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Comentarios

  1. La proactividad no es sólo un factor sino que es una actitud necesaria para ser productivo. Es la diferencia entre esperar a que algo se solucione sólo o a asumir el reto. Y para ser productivos sólo existe una opción: asumir el reto constantemente.

    Buen artículo, un saludo.

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  2. Totalmente de acuerdo Iago. Gracias por tu comentario!

    Saludos

    JC

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  3. Un artículo interesante, JC.

    La proactividad es también una habilidad y un hábito que hay que desarrollar para lograr ser productivo. Un saludo

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  4. Gracias por tu comentario Rosa.

    Saludos

    JC

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