La gota que orada la piedra es aquella que golpea siempre en el mismo punto. Alcanzar ese estado en el cual enfocamos toda nuestra energía en la actividad que estamos realizando es un hábito difícil de practicar en un mundo que nos inunda de interrupciones con múltiples intereses en conflicto. Sólo con nuestros objetivos claros podremos tomar con firmeza la decisión de mantenernos en la ruta fijada sin perder tiempo con distracciones ajenas a nuestras metas. Las exigencias de un día atiborrado de tareas y obligaciones suele facilitar la pérdida de enfoque. Es natural. Casi todo lo que llega a nosotros tiene algún grado de importancia y no es difícil perderse en ese mar de intereses. Pero es vital encontrar la forma de mantener nuestro rumbo, y para lograrlo hacen falta algunas habilidades básicas. En primer lugar es necesario tener claros nuestros objetivos. Si uno no está muy convencido de hacia donde va, es muy fácil salirse del camino. Pero sin importar la ruta ...
Organización y Productividad Personal