Cuando uno se pone a pensar cuáles son las interrupciones aceptables, se encuentra con que en realidad la mayoría de las veces son pocas las que merecen realmente que dejemos lo que estamos haciendo. A decir verdad revisando un poco, encuentro sólo dos excusas válidas para aceptar que una interrupción me saque de mi plan. Tengamos en claro que cuando recibimos una interrupción, se pone en juego el proceso de toma de decisiones interno. Y si no tomamos la decisión, el mundo exterior nos la impondrá a pesar de nuestros planes. Así parece que lo mejor es que analicemos si aceptar o no la interrupción de la mejor manera posible. Si alguien nos interrumpe, está claro que para esa persona el problema justifica la interrupción. A nadie le gusta quedar como un molesto ni anda por ahí perdiendo su propio tiempo en sacar a otros de su trabajo. Su personal percepción del valor de la necesidad puede no coincidir con la nuestra. Y aquí por supuesto es donde empiezan los conflictos...
Organización y Productividad Personal