Cuando
vamos manejando nuestra jornada es muy útil, además de mantener el foco en lo
que hacemos, disponer de una imagen de aquello que viene a continuación, lo
cual nos permite tomar decisiones con más rapidez ante eventuales cambios.
No sé cuantos de ustedes
están familiarizados con el concepto de Hypermiling ó de "Energy-efficient driving" Se trata de una técnica de
conducción de automóviles en la cual se intenta optimizar el consumo de
combustible. Tiene sus detractores cuando se lo lleva al extremo, pero en
términos generales los conceptos básicos son muy buenos. De paso, lo que
propone es un cambio en nuestros hábitos, algo que para los que buscamos
mejorar nuestra organización personal es casi una batalla cotidiana.
Una de las técnicas
recomendadas es la de “Anticipación”.
¿Cuál es la ventaja de
ésta técnica? La conducción con información adelantada nos permite controlar
con mayor eficacia el impulso que damos al vehículo por medio del acelerador y
la caja de cambios. Tiene muchas otras ventajas respecto del desgaste de
elementos clave como los frenos, porque si la aceleración del auto es
suficiente el solo hecho de levantar el pie del acelerador nos permite recurrir
al freno-motor para reducir nuestra velocidad.
Para no extendernos mucho
en un tema que de por sí se las trae, la idea general es que la anticipación de
maniobras me permite tomar decisiones más eficaces respecto del uso de los
recursos físicos del automóvil.
En nuestra actividad
diaria también es conveniente tener una mirada de anticipación. Disponer
mentalmente de una imagen de las tareas que tengo por delante, a pesar de estar
poniendo un fuerte foco en lo que estoy haciendo, me da la habilidad de
controlar si puedo seguir concentrado o si debo empezar a “levantar el pie del
acelerador y prepararme para lo que sigue”.
¿Qué tan larga debe ser
esa imagen? O en otros términos ¿Cuál debe ser la escala temporal de mi nivel
de anticipación? La primera respuesta es por supuesto que “depende de la velocidad”
a la que esté viajando. De la misma manera que no podemos poner nuestra mirada
de anticipación a la misma distancia conduciendo a 40, 60, 100 o 130 km/h, no será la misma escala de previsión la
que necesite una persona con una vida tranquila o moderada con la de alguien
que tenga un trabajo exigente, una agenda social recargada y una vida familiar
con varios hijos en edad escolar.
Cuando hacemos la
planificación anual, mensual y semanal solemos generar una imagen útil de los
compromisos que se nos vienen encima. Luego, la realidad empieza a hacer su
trabajo de generar fricción alterando nuestros planes, razón por la cual
debemos estar regularmente haciendo correcciones de rumbo.
Nuestra anticipación la define
lo que yo llamo nuestro “sistema de navegación” (Calendario+Lista de Tareas) el
cual me permite visualizar la escala temporal con rapidez. Tengo el mapa de
navegación disponible, la posición horaria en la que estoy ya es dato (con
independencia de usar una agenda electrónica o en papel) y mi listado de tareas por hacer.
Cada vez que decido lo que
tengo que hacer a continuación, doy una mirada rápida a como está la situación
del día. Y automáticamente genero de esa forma mi alcance de anticipación. Eso
me permite eventualmente hacer un cambio de rumbo si por ejemplo cambiaron mis
prioridades del día o necesito hacer una corrección al plan diario por cualquier motivo. Como resultado, tengo la
capacidad de actuar mucho antes que si trabajara con mi mente exclusivamente
puesta en lo que tengo delante.
La anticipación me permite
por ejemplo definir alarmas en las tareas o las citas de las que seguro me
enteraré porque simultáneamente sonarán en mi Blackberry. No siempre son
necesarias, y es por eso que anticiparme me permite reducirlas a los pocos
casos que las justifican.
Con la mente puesta en lo
que hacemos, y la adecuada mirada de anticipación, podremos actuar con
muchísima más eficacia y flexibilidad que si nos lanzamos sin freno a ejecutar
sin pensar aunque sea un poco. Al igual que un buen conductor, no perderemos el
rumbo, cumpliremos nuestros planes y/o los adaptaremos a la siempre cambiante
realidad, utilizando un mínimo de recursos físicos.
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