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Hábitos - Saber Escuchar


¿Oyes o escuchas? ¿Te la pasas hablando o dedicas tus sentidos a entender lo que se te dice? Si quieres mejorar tu escucha, evalúa practicar la “escucha activa”



A menos que trabajes sólo en una isla, mejorar tu capacidad de escucha puede provocar un salto de calidad en tu productividad personal. Y no sólo eso. Además de llevarte a trabajar con información de mejor calidad te dará un mejor trato con tus colaboradores, jefes y clientes.


Un problema de comunicación…

Se dice que tenemos dos oídos y  una boca para escuchar dos veces más de lo que hablamos.

Seguramente has escuchado mil veces el latiguillo: “Es un problema de comunicación

Pero el problema es que en términos generales la gente no sabe escuchar. Se han realizado pruebas que indican que la persona media recuerda apenas la mitad de lo que se supone que oyó apenas terminada la conversación. Y que ese porcentaje se reduce a un mísero 25% sólo dos meses después.

Regla Mnemotécnica: 

Apenas nos hemos enterado de algo tendemos a olvidar 
de un 33% a un 50% del contenido 
en las primeras ocho (8) horas.


Presta atención

Lo que hace más complicado prestar atención durante la escucha es que piensas más rápido de lo que hablas, y esto es con independencia de lo inteligente que seas. Las palabras habladas llegan a un ritmo del orden de 125 palabras por minuto. Pruébate a ti mismo cuantos conceptos e ideas pasarán por tu cabeza en el mismo lapso. 

Así que es necesario decidir que hacer con los "espacios en blanco" que hay entre lo que se te dice y lo que piensas, para enfocar tu mente en la conversación y no convertirla así en un aburrido monólogo improductivo para ambas partes.

Camino de Mejora

Una de las técnicas que se utilizan para mejorar tu nivel de concentración durante una conversación es lo que se conoce como escucha activa.

El enfoque al que apunta la escucha activa es el de proveer realimentación a tu interlocutor a medida que habla. Por supuesto en el proceso también te ayuda a incrementar tu concentración.

Esto puedes hacerlo por ejemplo reformulando o parafraseando lo que escuchaste, dando así una confirmación a tu contraparte de la correcta recepción del mensaje. En términos simples, lo que haces es “mantener viva” la línea de comunicación.

Alguna vez te ha pasado estar hablando por teléfono y luego de un largo silencio preguntar ¿estás ahí? Bien, lo que te ocurre es que un silencio largo te induce a pensar que estás hablando en vacío. Que se cayó tu llamada.

De la misma manera, piensa en cómo percibes a una persona a la que le hablas de frente mientras ésta mira por sobre tu hombro o se pone a hacer jueguitos con sus manos o sus pies. Tienes la sensación de que “está en otra sintonía” no?

Algunas recomendaciones:  

  • Mantén contacto visual con tu interlocutor
  • Orienta el cuerpo hacia quien habla 
  • Cuida tu lenguaje corporal. Involucra a tu cuerpo en el proceso de escucha 
  • Presta atención a su lenguaje corporal (puede decirte mucho más) 
  • De tanto en tanto reformula o parafrasea el contenido para confirmarle que lo has escuchado. 
  • No prejuzgues el mensaje de tu interlocutor. 
  • Haz más preguntas de las abiertas y menos de las cerradas. Déjalo expresarse. 
  • Abstente de las evaluaciones hasta que tu interlocutor termine. 
  • Concéntrate en lo que dice tu contraparte, y no en lo que vas a decir cuando te toque hablar.


En Resumen

Para incrementar tu productividad con tus clientes o colaboradores, practicar la escucha activa te llevará a tener una comunicación mucho más eficaz que no sólo te evitará malos entendidos sino que fortalecerá tus vínculos con las personas. No te arrepentirás!

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Referencias Bibliográficas
  •  Are you listening? Ralph Nichols & Leonard Stevens, McGraw-Hill Book Company Inc., 1957



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